UNA REVISIÓN DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA
DESDE LOS ENFOQUES PEDAGÓGICOS QUE PERMITAN ENCONTRAR LAS FALENCIAS DE LA
FORMACIÓN DE UN CIUDADANO ACTIVO Y CRÍTICO
RESUMEN:
En el presente artículo
analizamos la formación ciudadana en relación con las políticas educativas, en
primer lugar se realiza un análisis introductorio en el cual podemos ver la relación
intrínseca que hay entre política educativa y practica pedagógica, llegando a
comprender como norma y aplicación. En nuestro marco teórico se analiza las
teorías y experiencias que se tienen sobre el fenómeno investigado en el cual
se evidencia, mediante la metodología de análisis documental, como la hipótesis
va mucho más allá de lo originalmente planeado. Los resultados de la
investigación fueron base para argumentar que la falta de participación
ciudadana tiene sus raíces no sólo en el sistema como tal sino en las
fundamentación de las prácticas pedagógicas, aunadas también a la poca cultura
de participación ciudadana y cívica de nuestro país. Al mismo tiempo se
identifica que desde la constitución y las políticas educativas se establece un
marco normativo de la formación ciudadana integral. Al finalizar concluimos
cómo es necesario articular política educativa y objetivos pedagógicos con el
fin de que la participación ciudadana sea reflejo de una formación ciudadana
fundada en el pensamiento crítico, liberador y quehacer activo del ciudadano.


INTRODUCCIÓN
Desde el inicio del proceso investigativo, habíamos
elaborado la hipótesis basados en las observaciones de la poca participación
ciudadana en los asuntos públicos y en la vida civil de los ciudadanos. En una
búsqueda por demostrar dicha afirmación emprendimos una exploración documental con
el fin de poder encontrar las causas de la poca participación desde las
perspectivas de diferentes autores. En nuestra revisión documental a nivel
internacional se puede percibir que evidentemente hay una desmotivación de la
participación ciudadana tanto en el ámbito político como cívico. En las
diferentes constataciones a través de los textos revisados se evidencia que la
falta de participación se debe a la falta de procesos que formen al ciudadano
como tal para que comprenda que su quehacer en la sociedad va mucho más allá de
la mera participación en los procesos de elección. En esta búsqueda exhaustiva
se pudo encontrar que las causas de la apatía de los ciudadanos a involucrarse
en asuntos públicos están enraizadas en las mismas estructuras del sistema
educativo. Por ello la pregunta por las causas de la apatía de las personas
frente al ejercicio de ciudadanía nos remite hasta el principio mismo en donde
se deben desarrollar todas las competencias necesarias para ser un ciudadano
crítico, activo y propositivo. La escuela, además de la familia y el grupo
social, es el lugar especial donde la formación en ciudadanía adquiere un
carácter orgánico, puesto que desde sus planeaciones académicas elabora
estructuras pedagógicas y
didácticas por las cuales los
estudiantes pueden llegar a la vivencia misma de la ciudadanía desde
perspectivas éticas que le comprometen consigo mismo y con la búsqueda del
bienestar común.
Las perspectivas que este estudio evalúa miran
hacia dos horizontes que se entrecruzan, o mejor dicho se articulan para obtener
mejores resultados aplicables. Por un lado encontramos la vertiente de la política educativa, de la cual proviene
muchas de las bases por las cuales podríamos al mismo tiempo evaluarlas a sí
mismas y a la misma educación aplicada con respecto a lo que se espera en lo
formal. Por el otro lado encontramos la vertiente de las teorías y prácticas
pedagógicas innovadoras que a través de procesos prácticos de enseñanza crean
ambientes relacionados al establecimiento y práctica de valores tales como el
diálogo, el respeto, la inclusión, la tolerancia, el sentido de pertenencia,
entre otros, que propician en el desarrollo de capacidades sociales y comunitarias
en los estudiantes que hacen parte del ejercicio ciudadano para la polis. Desde la perspectiva de la política educativa, encontramos que
las anteriores capacidades es lo que se espera que se desarrolle por los niños
en las escuelas, estas capacidades son las que así mismo se espera que los
niños y ciudadanos en formación al momento de su terminación de estudios tengan
un cambio de actitud frente a la participación política, la participación
cívica y en la construcción de un ideario de ciudadano activo, participativo y
crítico. Sin embargo la constatación hecha en la hipótesis sobre la apatía
participativa y el desinterés por la vida cívica, lleva a pensar que algo está
fallando en el sistema política educativa
– prácticas pedagógicas. Por ello en el presente trabajo de investigación
trataremos de buscar las respuestas a estos interrogantes con el fin de aportar
en la construcción de la ciudadanía desde una perspectiva dialógica entre
diferentes intereses de la formación ciudadana.
MARCO TEÓRICO
El ejercicio de la ciudadanía no está limitado a la
participación ciudadana en la vida política del país. Esta se extiende mucho
más allá entretejiéndose con otros aspectos relevantes de la vida cotidiana que
son fundamento esencial para que haya una buena estructura del tejido social. Por
ello la educación para la ciudadanía trasciende los aspectos básicos de la vida
política de la sociedad, compromete la formación de personas que se comprenden
a sí mismos como actores civiles esenciales de la sociedad. Entonces formación ciudadana no es
una simple asignatura escolar por la cual aprender a votar, es fundamento de la
elaboración de interacciones civiles que se proyectan en el marco político de
un país, formación implica construir al sujeto ciudadano desde sus bases más
profundas, es una formación que compromete al ciudadano con la construcción y
mejoramiento de sus comunidad (Freire, Política y educación, 1997). Entonces en la
formación ciudadana debe haber un especial cuidado en las prácticas pedagógicas
y cómo esta se estructura en su diseño instruccional y sus componentes
curriculares. Una de las problemáticas que indicábamos en la hipótesis
antecedente a este trabajo investigativo es la
apatía y el interés de los ciudadanos a ejercer la participación ciudadana, entonces
en una búsqueda interpretativa llegamos a comprender que la problemática tiene
mucho que ver con las practicas docentes y los componentes curriculares. Existe
entonces una relación directa entre las prácticas pedagógicas y sus componentes
y en la calidad de la participación ciudadana de los estudiantes en cuestiones
del espacio público; Velandia (2011) con base en la observación de los docentes
en sus prácticas pedagógicas concluye que existe una gran incoherencia entre el
contenido de la metodología discursiva del docente y las expectativas y las
realidades propias de los estudiantes.
Desde la perspectiva de la necesidad de una
formación ciudadana integral surgen aspectos muy importantes que revisar, por
ejemplo desde la visión de Freire (Pedagogía
del oprimido, 1968) destaca la importancia de una formación cívica
proyectada a la construcción del ciudadano cómo un ser crítico, activo y
propositivo; esta proyección nos hace pensar en una formación ciudadana
orientada hacia la reformación de un ciudadano que sale de su pasividad y entra
en el mundo activo de la polis,
comprende la comunidad y la sociedad como organismo vivo del cual es componente
fundamental y que desde un punto de vista crítico aprende a ver en el discurso
estructuras incoherente que se ven reflejadas en las problemáticas sociales de
cada comunidad, y que al sentirse parte esencial de la misma propone caminos de
solución que lo llevarán a buscar mediante la participación ciudadana el
mejoramiento de su comunidad. En esta misma postura de construir un ideario de
ciudadano que se comprende como célula integral de la comunidad coinciden autores
como Cerda (2004), Peralta (2009), y Gómez Serrudo (2008) quienes ven en la
pedagogía la oportunidad, no educar personas para que depositen un voto, sino
la de formar personas que sean capaces de aportar a sus comunidades, por ello
hablamos de construir la ciudadanía, desde idearios pedagógicos, puesto que el
civismo es una actitud que se puede aprender y se deben generar las estructuras
necesarias para que los procesos tengan éxito y sus resultados se vean
reflejados en la vida pública del país.
METODOLOGÍA:
Análisis
Documental. Se hizo una búsqueda
exhaustiva de bibliografía existente en la red sobre la formación ciudadana,
los hallazgos se dieron en muchos países. La bibliografía fue organizada de
acuerdo a sus lugares de procedencias comprendiendo que cada autor habla desde
su contexto más próximo. Con ello se pudo caracterizar tres tipos de
documentación según su origen. La documentación obtenida fue leída e
interpretada en el marco de una formación ciudadana para la construcción de comunidades
cívicas comprometidas con su propio desarrollo, la comprensión de los textos se
llevó a la luz de las pistas dadas por la problemática y los fundamentos de la
hipótesis. Se hizo una organización jerárquica de los documentos encontrados,
comenzando en primer lugar por analizar la situación europea en el contexto
hispanoparlante sobre la temática investigada, en segundo lugar se analizó e
interpretó la información de los textos que se centraban en el marco latino
americano de países como México, Brasil, Chile, Venezuela y Argentina, y en
último lugar y de forma más profunda y crítica centramos nuestra comprensión en
la situación Colombiana. La estructura anterior nos da a entender la
universalidad de la problemática investigada. De dicho análisis se dieron
excelentes resultados y descubrimiento que dieron lugar a la elaboración del
Estado del Arte. Es importante destacar que se seleccionó material relevante y
pertinente al caso, y que dicho material se encuentra soportado por
publicaciones de editoriales reconocidas como Siglo XXI, LOOM
PIIE, así como revistas importantes como actualidades pedagógicas, UNAM México, ELEUTHERA,
entre otra, por lo cual aseguramos la seriedad y pertinencia del estudio.
Criterios
de Búsqueda. Como criterio de búsqueda se establecieron temas
como la formación ciudadana en la escuela,
formación ciudadana y participación, nuevas perspectivas para la formación
ciudadana, formación ciudadana en Colombia. Con estos criterios se logró la
recuperación de un importante acervo documental base para la elaboración del
Estado del Arte. El material encontrado se encuentra clasificado de acuerdo a
su tipo en Libros, artículos de revista,
investigaciones, y ponencias.
Instrumento
de Clasificación. El material documental encontrado se clasificó en
fichas bibliográficas que permitieron lograr una vista gráfica y estructurada
del estado de la cuestión en sus diferentes autores, logrando así determinar
los años en que se publicaron los escritos (entre 1997 y 2014), por lo cual
destacamos la actualidad y la relevancia de la temática investigada, los
lugares y las fuentes que los soportan. Estas fichas están organizadas de
acuerdo a los criterios según su tipo, anteriormente listados.
La
formación ciudadana y participación política, un movimiento del paradigma de la
pedagogía discursiva al proceso del diálogo.
Los autores Castro (2002) y Cerda, 2004) resaltan la dinámica correlacionar que existe
entre educación ciudadana con pedagogías de la experiencia y de la formación
contextual con el ejercicio del derecho de la participación ciudadana y cívica,
entendiéndose así que los factores intervinientes en el modo que se desarrolla
y aplica una pedagogía crítica, radical y liberadora inciden en el ámbito
especial comunitario de la construcción ciudadana y de los idearios de una ciudadanía
responsable y activa. De esta investigación podemos evidenciar que para que
haya una relación coherente entre educación y participación ciudadana, se hace
necesario una despolitización de la educación, con ello se pretende lograr dar
a la educación en ciudadanía unos enfoques pedagógicos que orienten al
ciudadano en la construcción de un entorno civil más justo y comprometido con
su propio desarrollo. Se puede evidenciar la importancia de los procesos
pedagógicos en el desarrollo ciudadano de los estudiantes, desde la comprensión
de su quehacer social en el entorno comunitario construyendo puentes de interacción
dialógica que permita lograr consensos que se proyecten en la vida política del
país. Para ello no se requiere sólo de un cambio en la estructura curricular y
pedagógica a nivel de la escuela, también hace falta un verdadero camino de
transformación socio-cultural el cual pueda ser reflejo de las experiencias
escolares, sin duda podemos entender que, también por medio de la educación se
puede transformar la cultura, por ello hace falta que los docentes también
experiencien la novedad pedagógica que los lleve del discurso al dialogo entre
iguales con los estudiantes. (Peralta Duque, 2009). Para ello
señala la autora que para dar fundamento jurídico al proceso de formación
ciudadana integrada a los procesos sociales, “se expide la Ley 115 de 1994
(artículo 5) que tiene entre sus fines: Un proceso de formación integral,
física, psíquica, intelectual, moral, espiritual, social, afectiva, ética,
cívica y demás valores humanos” (Ibíd., pág.
168), entre otros valores que brindan bases para el mejoramiento de los
procesos pedagógicos en los procesos de formación ciudadanas desde un marco
constructivo de una sociedad más consciente de sus derechos y responsable de
las expectativas éticas que ello comporta. El problema que se evidencia en la
revisión documental al respecto es la dicotomía presente entre lo que
formalmente está dispuesto y lo que en realidad se experimenta en el aula de
clases; la formación ciudadana se convierte en equivoco cuando se le da el
mismo tratamiento curricular de cualquier otra área del conocimiento,
encontramos que se proyecta la educación ciudadana no como un espacio de
experiencias civiles, democráticas y dialógicas sino por el contrario, como un
corpus conceptual a ser memorizado.
Folgueiras (2008) nos propone
la búsqueda de una formación para una ciudadanía activa, fundamentada en los
valores de la democracia y el respeto de los derechos civiles y sociales. Ello
implica de seguro una formación para el desarrollo de competencias críticas que
le permita al ciudadano mantener compromiso con la comunidad cívica y
establecer posturas de dialogo frente a las instituciones del Estado. Este
nuevo objetivo exige desarrollo de modelos pedagógicos fundamentados en el
desarrollo de la inclusión social, en el respeto a la diversidad cultural, en
una postura crítica frente a los modelos políticos y económicos monolíticos.
Por lo que observamos en las argumentaciones revisadas se evidencia que la
formación ciudadana no se agota entonces a un mero entrenamiento del estudiante
en la implementación de mecanismos participativos, sino que lo debería llevar
al desarrollo de competencias socio-comunicativas tales como búsqueda de
consenso por medio del dialogo, aporte de soluciones a las problemáticas de su
comunidad. Para ello se entiende pues que la formación ciudanía debe ser
coherente con la experiencia contextual de los estudiantes, por ende las
prácticas pedagógicas deberán articular el contexto escolar con el contexto
comunitario-familiar y social de los aprendientes. Así pues se observa que la
formación ciudadana en la escuela se está tomando como un asunto vivencial que
por medio de los diseños didácticos deben lograr como objetivo principal que
los estudiantes en su propio medio escolar adquieran actitudes cívicas, tales
como el diálogo, el respeto por la diferencia, el respeto por la propiedad
privada y pública, valores esenciales para lograr una vida comunitaria
sostenible en la cual cada sujeto sea tratado con respeto y su palabra y
decisión tenga valor y sea tomada en cuenta.
Por otra parte, los mecanismos de
participación ciudadana son los medios por los cuales los ciudadanos construyen
la democracia, estos están cobijados por la Constitución Política de Colombia
al reconocer el país como un Estado Social de Derecho, lo cual indica en lo formal
el destino de la patria lo deciden todos sus ciudadanos y que todos tienen el
derecho y la obligación de exponer sus puntos de vista. Pero precisamente, como
menciona el filósofo colombiano Zuleta, (1988) no es suficiente dar la opinión,
también hay que construir la democracia; por ello el Estado debe garantizar
mecanismos mediante los cuales los ciudadanos puedan tomar decisiones a cerca
de problemas que los aquejan y tomar acciones. La participación ciudadana no
sólo implica la opinión y el derecho a la expresión, sino que también implica
tomar caminos democráticos de acción ciudadana. Colombia como Estado Social de
Derecho promueve vías por medio de las cuales los ciudadanos podemos expresar
nuestra voluntad en decisiones no sólo de carácter político sino también
económicos, como lo es en este caso el cabildo abierto, que conforme a la mala
prestación de los servicios públicos. De igual forma los ciudadanos están
llamados a construir ciudadanía mediante el ejercicio de sus derechos, sin
embargo todo ello depende de la concepción de democracia que se tenga. No se le
puede pedir a quien vende su voto, tal aptitud ya que para esta persona la
democracia es solo aportar un voto para que un político suba a un puesto
público. Sin embargo para el ciudadano informado y formado en la cultura
política su voto es para elegir alguien que represente sus intereses y por
consiguientes los de la comunidad en general.
La democracia no sólo cubre aspectos
políticos y electorales de la sociedad civil, sino que en ella también
confluyen en otros aspecto de la vida de los ciudadanos; es decir que
democracia no es sólo ir a la urna y depositar el voto, sino como un ejercicio
que día a día se construye como un dialogo consensuado. Democracia entendida
como participación, con ejercicio de la ciudadanía, es fruto de la formación
constante en valores que ayuden a acrecentar al ciudadano frente a las
instituciones públicas y le permitan el empoderamiento de sus derechos. Ser
ciudadano no es algo evidenciable por un documento, sino que hace parte de la
experiencia de la persona. Entonces por ello es válido afirmar que la
ciudadanía es algo que se aprende, no comporta solamente un cambio actitudinal
sino también un cambio y renovación de mentalidad. El ejercicio del poder no
puede quedar sólo en manos de los representantes, por eso en Colombia existen
tres poderes que posibilitan la participación de todos los ciudadanos. Se debe
aprender a hacer uso de los mecanismos que incluyen al ciudadano en la toma de
decisiones relevantes, también es un espacio donde se construye comunidad, pues
es allí donde sus actores se empoderan de las problemáticas que los aquejan y
se entienden como parte funcional de la nación, no sólo como habitantes de un
país sino como parte estructural de este.
CONCLUSIONES
Es evidente y constatable la incidencia de
las políticas educativas y las prácticas pedagógicas en la calidad y
efectividad de la participación ciudadana. Por ello una participación ciudadana
activa debe estar fundamentada sobre criterios de planeación educativa
relevantes a desarrollar competencias conceptuales, procedimentales y
actitudinales en los estudiantes en un marco de formación ciudadana que sea crítico
del sistema, liberador de las cadenas de la apatía y el desinterés por las
problemáticas políticas-cívicas, y activa en el sentido de ejercer de forma
plena y consciente su ciudadanía con la articulación de todos sus derechos. Por
lo tanto la formación ciudadana actual está instaurando objetivos relacionados
con la contextualidad espacio-temporal de los estudiantes, que permitan a los
mismos desarrollar las capacidades necesarias para la ciudadanía activa desde
el enfoque pedagógico constructivista mediante el diálogo en vez del discurso,
de la relación horizontal estudiante-docente en vez de la relación de autoridad
clásica, desde la reflexión crítica de las realidades sociales y políticas en
vez de la memorización rígida de término y nombres de presidentes.
Las nuevas perspectivas descubiertas por
este estudio han nacido como respuesta a las falencias que se evidencian en el
sentido formal y real de cómo se realiza en los colegios el proceso de
formación ciudadana. Podemos concluir que la formación ciudadana no es una
instrucción académica que se queda en lo contextual y la evaluación sumatoria.
Por el contrario la formación ciudadana es un proceso de vida por el cual el
estudiante es cultivado para que haga parte de la sociedad desde una
participación crítica y comprometida con generar espacios de interacción con
sus semejantes. Este proceso que parte del sujeto tiende a proyectarse hacia la
comunidad entera y desde allí a la construcción de una sociedad equitativa
donde los derechos sociales sean promovidos, respetados y defendidos por cada uno
de los individuo. La formación ciudadana en la escuela debe verse reflejada en
el espectro de la vida política del país, promoviendo la inclusión social, el
respeto a la diferencia y el reconocimiento real de la interculturalidad. El
reto de las nuevas prácticas pedagógicas de la formación ciudadana es
transformar la actual cultura de la abstención e indiferencia hacia lo político
en una cultura política cívica, que se geste no desde los congresos y
ministerios sino desde las comunidades en las calles y las aulas de clase, una
verdadera revolución ciudadana empoderada de la polis. Con todo podemos hacer claridad que la formación ciudadana
no corresponde únicamente a la escuela sino que también compromete a la
sociedad en general, comenzando desde los hogares mismos.
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